
El 8 de junio pasado, un enfrentamiento en la frontera entre México y Guatemala, específicamente en el Barrio La Unión, aldea La Mesilla, dejó al descubierto una alarmante conexión: los tres escoltas abatidos junto al narcotraficante Baldemar Calderón Carrillo, alias Tío Balde, eran exintegrantes del Ejército de Guatemala. La balacera, que involucró a elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) de México, reveló la participación directa de exmilitares guatemaltecos en el cartel Chiapas-Guatemala.
«El avasallamiento que tenía la fuerza policial mexicana, por la fuerza, se llevó toda la evidencia. Era muy grande la fuerza y se valieron de eso para levantar las evidencias, que hubieran servido de mucho a Guatemala», explicó ante diputados el ministro de la Defensa, Henry David Sáenz.
Los fallecidos fueron identificados como Héctor René Pérez Gómez, César Augusto Rafael Beb Cacao y Erick Romeo Guitz Caal, alias Ambur. Los tres fueron dados de baja del Ejército por diversas razones antes de integrarse como escoltas del líder narco. Las autoridades mexicanas decomisaron armas largas, lanzagranadas, chalecos balísticos, cargadores y vehículos blindados con placas guatemaltecas. El hecho ha encendido las alarmas por el reclutamiento de exmilitares guatemaltecos por parte del crimen organizado.
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