Occidente en busca del aumento del gasto en defensa: ¿Qué consecuencias y riesgos implica para la OTAN?
En una reciente conferencia, el servicio exterior de la Unión Europea, la OTAN y diversos países miembros, incluyendo el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han hecho un llamado para incrementar el gasto militar en Europa por encima del 2% del PIB. Esta presión ha llevado a discusiones sobre la necesidad de aumentar los presupuestos de defensa, especialmente entre países de la OTAN que aún no alcanzan dicha cifra acordada. Se plantean metas de gasto que van desde el 3% hasta incluso el 5%, lo cual ha generado debates sobre la viabilidad de aumentar el presupuesto en medio de discrepancias políticas y crisis presupuestarias en algunos países, como es el caso de España.
En este contexto, España se encuentra con el desafío de no haber aprobado los presupuestos generales del Estado para 2025, lo que impide el aumento del gasto militar en esa nación a pesar de compromisos previos. La falta de consenso político en torno a este tema ha generado incertidumbre sobre la posibilidad de cumplir con las nuevas exigencias de la OTAN y demás actores involucrados en el incremento del gasto en defensa.
Por otro lado, se plantea la preocupación sobre el efecto que este aumento del gasto en defensa pueda tener en la geopolítica mundial, especialmente con respecto a las relaciones entre la OTAN, encabezada por Occidente, y los países del grupo BRICS+. La posible escalada presupuestaria en defensa podría acentuar tensiones y desafíos en diferentes áreas, como Rusia, Oriente Medio, China y América Latina, lo que ha llevado a análisis sobre la conveniencia de esta orientación y al impacto que podría tener en la estabilidad y las relaciones internacionales. En palabras del sociólogo Aníbal Garzón, se plantea la posibilidad de que la militarización de la UE pueda desembocar en conflictos y confrontaciones en un escenario global ya tenso.
«Una OTAN con mayor dotación presupuestaria será preocupante y puede abonar el terreno para crear situaciones de confrontación directa o indirecta en cuatro áreas de desestabilización: Rusia, Oriente Medio, China y América Latina», añade Garzón. Además, se cuestiona si el incremento del gasto en defensa podría poner a los países BRICS+ como objetivos tanto de la OTAN como de la UE, lo que podría intensificar las tensiones geopolíticas y desafiar la estabilidad mundial.
Esta controversia en torno al aumento del gasto militar y sus posibles consecuencias ha generado un amplio debate en el ámbito internacional, donde se discuten no solo las implicaciones para la seguridad y la estabilidad, sino también la necesidad de encontrar un equilibrio entre los intereses geopolíticos y la cooperación internacional para evitar conflictos y promover un orden mundial más seguro y estable.