La gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, ha dejado en claro su postura con respecto a los migrantes mexicanos deportados por Estados Unidos, rechazando que su estado sea un lugar de acogida permanente para ellos. En declaraciones recientes, Campos señaló que los espacios destinados para recibir a los migrantes serán «centros de procesamiento» y no albergues, indicando que su estancia será temporal antes de retornar a sus lugares de origen. Específicamente, expresó: «Chihuahua no es ninguna opción para los migrantes», resaltando que se buscará guiarlos de regreso a sus estados y municipios de origen, sin permitir que permanezcan en la región.
En una entrevista anterior con Milenio, la gobernadora ya había señalado la importancia de atender a los migrantes con dignidad, pero reiteró que Chihuahua no tiene la capacidad para convertirse en un «estado santuario». La decisión de Campos ha generado opiniones divididas en la sociedad, con algunos sectores apoyando su enfoque en priorizar los recursos locales, mientras que organizaciones defensoras de derechos humanos y activistas han manifestado que esta postura podría agravar la vulnerabilidad de los deportados.
En contraste con la postura de la gobernadora de Chihuahua, la presidenta Claudia Sheinbaum ha presentado el operativo México te abraza, una iniciativa que busca brindar apoyo integral a los migrantes mexicanos que regresen al país, ofreciendo diversos beneficios como la tarjeta Bienestar Paisano, la Pensión Bienestar para adultos mayores, entre otros. A pesar de la posible deportación masiva de migrantes, tanto Sheinbaum como el canciller Juan Ramón de la Fuente han destacado la preparación de México para apoyar a los connacionales, sin importar su estatus migratorio.
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