Malecón de Puerto Madero Chiapas un riesgo para los turistas
La mayor parte de la estructura ha quedado inservible, enormes pilas de concreto que se convierten en armas mortales para bañistas.
La gente tiene miedo en Puerto Madero. A cualquier hora del día, el retumbar de las agresivas olas rompen contra el muro de piedras colocado con la intención de evitar que el agua salina impacte en viviendas y el malecón de esta comunidad aledaña al Océano Pacífico.
Pero el esfuerzo ha sido inútil. Más de un kilómetro y 300 metros están dañados por la rudeza con que los brazos de agua de mar impactan en esta estructura, inaugurada durante el mandato de Manuel Velasco Coello.
La “magnánima” obra que embellecería al puerto y daría protección a cientos de viviendas de esta comunidad perteneciente a Tapachula, ha quedado disminuido a escombros y pedazos de concreto que se han desprendido, como si un letal terremoto las hubiera separado de la estructura mayor y las mantenga a unos cuantos metros del mar.
El malecón de Puerto Madero tenía como objetivo, según el gobierno estatal de Velasco Coello, crear una zona de protección y amortiguamiento entre el mar y la población.
Constaría entonces de red de alumbrado público, mobiliario urbano, red pluvial, pérgolas, sistema de riego y el tratamiento de aguas residuales.
De esto sólo quedó la promesa. El lugar luce nauseabundo, sin luminarias que eviten esto sea una “cueva de lobo” y con el que golpeando y dando la advertencia que, en cualquier momento, alcanzará el asentamiento humano.
La mayor parte de la estructura lineal de este proyecto ha quedado inservible, con enormes pilas de concreto que se convierten en armas mortales para bañistas, que sin mediar peligro acuden a las pequeñas playas que el agua ha firmado al burlar, sin problema alguno, el muro de piedras que ya se fueron por vencidas en su afán por frenar el alto oleaje.
La situación no sólo evidencia la intromisión que el mar ha tenido, también la negligencia que hubo en esta construcción, que ahora es visitada por propios y extraños pero para apreciar el daño irreversible.
“Estamos a la espera que en cualquier momento el agua comience a llegar a a la carretera que lleva a Las Escolleras, y no dictamen han venido a hacer las autoridades, parece que están esperando que el mar nos pegue con todo como hace casi ocho años”, relató Gladys, una lugareña con la que se ha tenido contacto.
Hasta ahora, el mar asedia a los habitantes de esta comunidad, sí que exista un interés por colocar o crear un número aún más fuerte que evite el Océano Pacífico conquiste más tierra.