AMLO al frente de la marcha del ángel de la independencia al zócalo

En medio de una multitud desbordada, Andrés Manuel López Obrador, arribó este domingo al centro de Ciudad de México para encabezar una inusual marcha a la que convocó para celebrar los cuatro años de su mandato.

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El gobernante izquierdista avanzaba con dificultad en medio de la muchedumbre que gritaba «¡es un honor estar con Obrador!», el clásico lema de sus partidarios.

La movilización, vista por analistas como una demostración de fuerza de cara a las elecciones de 2024, atiborraba la céntrica glorieta del Ángel de la Independencia de simpatizantes vestidos con camisas y gorras moradas, el color del partido oficialista Morena.

Lo acompañaban, entre otros, el canciller Marcelo Ebrard, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, los tres aspirantes del oficialismo a sucederlo en la presidencia.

Alrededor del Ángel, el ambiente era tumultuoso pero festivo, con música de mariachi y con la palabra AMLO -el acrónimo del presidente- replicado en camisetas, gorros y carteles de sus partidarios llegados de diversos puntos del país.

«Me gusta la forma de gobernar de AMLO, siempre haciendo todo por los más desprotegidos», dijo a la AFP Alma Pérez, una educadora de 35 años que viajó desde el estado de Guerrero (sur) «exclusivamente» para asistir a la marcha.

Portando una fotografía del mandatario que trajo con la ilusión de que se la firme, Pérez afirma que las críticas de sus opositores «no tienen razón de ser».

«Claro que quiero apoyar a López Obrador. Ha hecho lo que ningún presidente por los pobres, aunque tenga algunos puntos para mejorar como la inseguridad», dijo por su parte Ramón Suárez, un electricista de 33 años que acudió con su novia y la hija de ella, de 5 años.

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«Invito a todo el pueblo, a todos los que puedan asistir porque es un hecho histórico», dijo el mandatario en vísperas de la movilización, que anticipó multitudinaria.

«AMLO, tú me representas»
«AMLO, tú me representas, no los conservadores», decía uno de los mensajes escritos en las pancartas de los simpatizantes.

Poco antes del inicio de la marcha, la movilización organizada de partidarios era notoria, con decenas de autobuses y microbuses estacionados en calles aledañas al Ángel, constató la AFP.

Se trata de la primera gran manifestación oficialista durante el gobierno de López Obrador, que cabalga sobre una popularidad de 59%, según un promedio de encuestas realizado por la firma Oráculus.

Ocurre dos semanas después de que la oposición movilizara a decenas de miles de personas en Ciudad de México contra un proyecto de reforma electoral.

Esta marcha de la oposición se convirtió en una expresión de rechazo al primer gobernante de izquierda de México, que basa su popularidad en amplios programas sociales.

AMLO niega que la marcha de este domingo sea una respuesta al desafío opositor del 13 de noviembre y asegura que es para «celebrar» logros en los ámbitos social, económico e incluso de seguridad.

Tras la marcha, el gobernante presentará su informe anual en el Zócalo, principal plaza pública del país, donde culminará la caminata.

AMLO quiere «mostrar un músculo» político, comentó a la AFP Fernando Dworak, analista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

«Fue un grave error de la oposición creer que se le puede vencer en la calle al presidente», añadió Dworak.

Aceitar la maquinaria
La movilización también se produce en un ambiente de campaña adelantada.

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El presidente «sabe (…) que para que pueda ganar elecciones necesita una maquinaria aceitada, que funcione todo el tiempo», declaró por su parte el investigador de la universidad Tecnológica de Monterrey, Gustavo López.

Ese propósito se ve favorecido por la falta de liderazgos fuertes en la oposición, que se ha agrupado en la plataforma «Va por México», conformada por el otrora hegemónico PRI, el derechista Acción Nacional y el PRD (izquierda).

Esta alianza se ha resquebrajado por el apoyo legislativo del PRI a algunas iniciativas gubernamentales.

Sin embargo, ha vuelto a dar señales de unidad por su rechazo a la propuesta de AMLO de reformar el Instituto Electoral (INE), de manera que sus miembros sean elegidos por voto popular y no por los partidos.

En la marcha, muchos de los carteles de los simpatizantes son de apoyo a esta reforma.

El presidente acusa al INE de haber promovido dos supuestos fraudes que lo privaron de la presidencia en 2006 y 2012. Sus adversarios sostienen que en realidad busca acabar con la «independencia» del organismo.

La oposición acusa también a López Obrador de «autoritario» y «populista» y de «militarizar» el país.

El presidente ha confiado al ejercito varias de sus grandes obras de infraestructura y mantiene la participación de los militares en tareas de seguridad, un rol que -según oenegés de derechos humanos- exacerba la violencia del narcotráfico.